viernes, 5 de enero de 2018

Nos mienten.

Cada fin de año me toca sufrir como colaborador o cómplice de mentiras, llega nochebuena y hay que apagar las luces y de golpe aparecen las bolsas con regalos que trajo Papá Noel.
Luego transcurrido unos días, hay que dejar alimentos para los camellos y los reyes magos, que son los que dejan los regalos de reyes.
Entonces recuerdo antaño cuando alguien tuvo la osadía de decirme, que eran los padres los que traían los regalos, creanme que sufrí y no tuve oportunidad de descargarme de ese sufrimiento me sentí engañado, defraudado, solo lo confirme con mi mamá que era en quién confiaba, creo que hasta lloré y pensé qué necesidad de tanta mentira.
Ahora aunque de manera más superficial actuamos como abuelos, vemos como a nuestros nietos se los sigue engañando y antes a sus padres, bueno los papás tenemos menos cargos casi siempre son artífices las mamás de este juego, ja,ja, tómenlo como un chiste.
Pero haciendo un análisis profundo, creo que eso ha colaborado para que nos resbale los engaños que sufrimos luego de mayores, por comerciantes, profesionales, políticos, etc.. O sea que hemos experimentado desde niños que hay mentiras, pero las catalogan de piadosas y luego se transforman en fraudes o delitos, pero incluso la justicia las tolera y las leyes justifican.
La religión ha colaborado con un padre putativo y muchos milagros o mentiras más.
Incluso he llegado a pensar que nos transformamos en cómplices aceptando las mismas, siendo complacientes con los mentirosos sus razones tendrán, aceptando que la justicia se puede equivocar, que el sistema tiene sus fallos, etc..
Mirá que eramos inocentes en todos los sentidos, ahora me viene a la cabeza cuando se casó mi hermana, yo tenía nueve añitos y los amigos mayores me empezaron a torear, a jorobar, con lo que iba a pasar y yo contestaba que nada de eso iba a ocurrir porque mi hermana era tiernita, las cargadas duraron varios años y hay cosas que nunca se olvidarán.
Solo me gustaría que se dejara de lado tanta parafernalia, tanta tradición, tantas luces, tanto gasto inútil, tantas mentiras. Mi propósito no es crear polémica (bastante creó Vallecas), solo darle un cambio a nuestras fiestas y que en todos los ámbitos impere la verdad.
Como verán sigo siendo inocente como un niño, hay cosas que no conviene que cambien.

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