domingo, 31 de marzo de 2013

Mis antepasados.

Tengo hecho desde hace años un árbol genealógico, que seria difícil publicar pero dedicaré unas lineas a quienes conocí y las historias que me contaron.
Mis abuelos paternos fueron Manuela y Luciano, ellos emigraron de Asturias para Argentina en 1911, tengo de ellos pocos recuerdos murieron siendo yo pequeño, tenían vacas y tomé leche recién ordeñada, que dulce,tibia y con aroma de hierba fresca. Ellos eran de Pola de Siero y se ganaron la vida vendiendo leche, vendiendo ladrillos que mi abuelo transportaba en un carro y tareas del campo.
Mis abuelos maternos fueron Enriqueta y Juan, ellos emigraron de Andalucía, con la que más conviví fue con la abuela, ella me llamaba Albertico y me hacía unas migas fritas que luego ponía en el mate con leche que eran una delicia, también me regalo una radio Spika azul forrada de cuero marrón cuando terminé la primaria; el abuelo era de Algodonales y trabajo en la Marina Mercante,contaba mi madre que más de una vez se quejó porque me mandaba a comprar tabaco y yo me compraba golosinas; ella era de Chercos en Almería zona de la Sierra de los Filabres, lugar que conocimos un verano con 40º y donde hay solo canteras de mármol.
Con mi bisabuela Serafina madre de Enriqueta si que tuve mucha más relación, ya que vivió con nosotros hasta los 111 años y era la simpatía personificada y a la que acudía cuando tenía alguna duda a pedir consejo. Tejía muy bien crochet o ganchillo, con esas agujas que les llaman de ciegos, hacia manteles,colchas; veía televisión y estaba al tanto de todo,tocaba bien las castañuelas y ella decía que estaba medio sorda pero cuando pasaba algo le preguntaba a mi madre por el problema.
Ellas vivieron enfrente de nuestra casa en 25 de Mayo 991 de Temperley y cuando nos mudamos para San Julián 537 (hoy San Isidro), al poco tiempo decidieron estar cerca de mi madre vendieron y con parte del dinero mi padre les construyó un departamento atrás de nuestra casa.
Me contó muchísimas historias de su vida que tendría que haber apuntado, pero recuerdo algunas, la obligaron a casarse con 15 años porque el bisabuelo Francisco tenía dinero y me decía que "menos mal que fue bueno, hasta llegué a quererlo", aparentemente tenían cultivos y sirvientes marroquíes; luego emigraron a San Pablo en Brasil, donde se dedicaron al cultivo del café y por último fueron a Pasos cerca de Pehúajo en la provincia de Buenos Aires.
Siempre recuerdo la vez que le fui a consultar si hacía algo, que me resultaba difícil tomar la decisión y me dijo: "Albertico hazlo, en la vida solo te vas arrepentir de aquello que pudiste hacer y no lo realizaste".
Mis padres se conocieron justamente en Pasos, nunca supe como, mi papá Valeriano (Vale) trabajaba en el ferrocarril de guarda (control de boletos) o en trenes de carga, en una época fue inspector, viajaba mucho y creo que a mi hermana y a mí nos legó el deseo de conocer lugares, falleció en 1994 pero no hay día en que no lo recuerde, tenía un concepto de la vida, una alegría, unos dichos, una filosofía insuperable, a mí me llamaba Tucho.
Mi mamá Esther (Coca) estuvo siempre en casa, en aquella época la ama de casa era habitual, además de enseñarme buenos modales, respeto y amor a los demás, estaba en todas cariñosamente le decíamos "el penado catorce" porque se preocupaba por la madre de un ladrón que habían detenido según la radio, era la que estaba pendiente de todos los acontecimientos familiares, mediaba para solucionar cualquier problema, se ocupó de mi abuela y de la bise hasta último momento. Fue profesora de piano y tocó con Osmar Maderna, dejó de tocarlo cuando se casó y lo que nunca entendí porque no me obligó a estudiar música para tocar un instrumento, que es junto con el inglés mis asignaturas pendientes.Me llamaba Albert, mamá falleció en 1990, pero no pasa un día que no este presente nos dió muchísimo amor.
La foto es de la casa en 25 de Mayo 991, tenía una ventana con persiana metálica en el medio, no existían los contadores, ni la puerta,quise ser conciso, para no aburrir.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Sigue del servicio militar.

Quería contarles algunas anécdotas de aquel tiempo, estando de imaginarias (para los que no lo sepan, son las guardias que se realizan por la noche dentro de la compañía, para que no haya ningún problema y puedan descansar el resto) me tocó el último turno (eran de dos horas) y dando vueltas compruebo que el canario (nuestra mascota) estaba muerto, tirado con las patitas para arriba, a diana le comunico la novedad al suboficial encargado y viene el cabo, diciéndome: "Soldadito ese canario esta durmiendo, dentro de un tiempo se despertará, sino habrá castigo.", tuvimos que ir a comprar otro y cambiarlo.
Estando de instrucción llegó un subteniente nuevo, poco mayor que nosotros, y le mandaron hacer un ejercicio de defensa, fue distribuyendo los fusileros, los morteros y a nosotros nos mando a un punto avanzado con el cañón, eramos tres llegamos y cuando montamos el cañón, empezaron a sonar disparos y las balas picaban en el suelo a diez metros de nosotros, nos tiramos cuerpo a tierra  con las manos queríamos cavar la tierra, gracias al superior había un poco de desnivel,en cuanto pararon intentamos desmontar el cañón y volvieron a sonar disparos de nuevo cuerpo a tierra, por lo cual en cuanto pararon empezamos a correr e hicimos un buen rodeo. Al llegar no hizo falta hablar, en cuanto nos vio se agarro la cabeza, se había olvidado de anotarnos y luego nos dicen nuestros compañeros que estábamos blancos, pocas veces sentí tanto miedo.
Durante ese año hubo accidentes, uno encargado de las armas se pegó un balazo en una pierna, otro murió desnucado al caerse desde la puerta trasera del camión haciéndole una mudanza a un suboficial, otros dos murieron en un accidente que tuvo la camioneta que los llevaba después de hacer dedo.
Pasando a otro tema tenía un sargento que me había tomado un poco de ojo, y en un partido de fútbol de práctica entre nosotros le entré refuerte a propósito y me recriminó preguntándome si había sido adrede y como dice el dicho "De ahogados al río" le respondí que si, santo remedio a partir de entonces me trato rebien.
Por último ésta, después de siete años más o menos, viaje a Río Gallegos para dirigir un partido de fútbol (íbamos tres, yo de juez de linea) y al bajar veo al teniente con el tuvimos muchas charlas, discutiendo sobre los militares y el servicio militar, e incluso después de licenciarme mandó a un soldado a mi casa a traerme un libro "Los militares y la sociedad"; me dirigí hacia él y le dije teniente (y el apellido), se dio vuelta y me dice ya soy mayor (era un buen tipo), estaba a cargo del regimiento y me invitó a visitarlo, pero las obligaciones me lo impidieron.

lunes, 11 de marzo de 2013

La mili

Siempre se recuerda el paso por la milicia, en mi época era obligatoria y era hacer la conscripción, se espera el sorteo creo que en octubre, con los últimos números de la Libreta de Enrolamiento y  me tocó el Nº 503, por lo que fue tierra y  en el Regimiento de infantería Nº7 "Coronel Conde" en La Plata.
El ir a prestar servicio era un año perdido, en mi caso que trabajaba como funcionario público, era cobrar medio sueldo y nos sirvió para ahorrar para la boda.
Cuando estaba en la fila para entrar, encontré a un compañero del equipo de fútbol y me dijo pedí para la banda de música que se pasa bien, yo le contesté no sé nada de música y el me dijo yo tampoco, la cuestión que no preguntaban nada te daban destino Compañía B "Maipú" y a cortarse el pelo; nos reunieron a todos delante de la compañía preguntaban estudios y oficios, nos distribuyeron a mí me tocó en la sección pesada, anteúltima cama litera y apuntador de cañón 7,5.
Estuvimos una semana recibiendo ordenes, ropa, conociendo las instalaciones y luego en camiones nos desplazaron a Pereyra Iraola a hacer la instrucción, dormíamos en carpas y con unos sacos de loneta que rellenamos de paja hicimos los colchones, aprendimos a desfilar, a limpiar y utilizar una sola vez el FAL (fusil automático liviano) y tiramos dos veces con el cañón.
Recuerdo como si fuera hoy la primera visita que tuvimos al mes, estábamos todos sentados a unos cincuenta metros de la tranquera de entrada y por ahí me pareció ver a mis padres con mi novia, y le pregunto al que estaba a mi lado:¿ esos no son mis viejos con Blanca? y el otro responde:que sé yo, sino los conozco, nos partíamos de la risa a mí me parecían tan extraños, muchas veces en aquellos momentos pensaba que estábamos como presos sin haber cometido ningún delito.
Ese que me contestó, con el tiempo fue mi amigo Osvaldo, lo mejor que tuve en ese año, estudiaba medicina, tenía una familia estupenda en La Plata, compartimos alegrías y tristezas, al otro año vino a mi casamiento y siempre seguimos en contacto.
En ese mes de instrucción el compañero de fútbol, se pasaba marchando intentando tocar el tambor, tenía razón en el sentido que nosotros fuimos más baqueteados, pero con el tiempo un día apareció con el clarín en una formación para izar la bandera y fue tan espantoso el intento de toque que fue expulsado por el mayor, entre risas y yo pasé un mal momento, no tanto como él.
La vuelta al regimiento fue caminando en una marcha, con mochila y fusil, serán unos veinticinco kilómetros, eramos infantería y entraba en sus cálculos.
Fue transcurriendo el tiempo entre guardias, desfiles, partidos de fútbol:forme parte del equipo de la compañía en el campeonato interno y del seleccionado del regimiento en el campeonato provincial, ganamos el primero y salimos segundo en el otro. También tuvimos la triste experiencia de la revolución que echó a Illia y las maniobras en Coronel Brandsen, a donde fuimos caminando en una semana, empezamos ciento veinte con todo el equipamiento y terminamos tres en zapatillas, sin ningún peso, un sacrificio sin motivo ni lógica.
El desfile más importante fue en la Capital Federal y estuvimos preparándolo una semana, durmiendo en los galpones del puerto donde hoy es Puerto Madero, con la ventaja que siempre después teníamos unos días de licencia y cuando salimos segundos del provincial, volvíamos de Mercedes un poco tristes por haber perdido la final y al llegar nos dieron la semana.
Lo que más recuerdo es el regreso, los domingos por la tarde después de un permiso, tenía unos dolores de estómago y un malestar porque sabía iba a estar toda la semana preso y gracias a mi buen comportamiento nunca fui castigado.


Para terminar algo para mí tristísimo y que fue uno de los golpes más grande que tuve, mi amigo Osvaldo se recibió de médico y estaba programando con entusiasmo su futuro, pero el destino le jugó una mala pasada, iba en un Fiat 600 chocó contra un autobús se le abrió la puerta (de las que abrían para atrás) cayó golpeó con la cabeza en el borde de la acera y se quedó, hoy lo escribo y lloro, porque era bueno, joven y con una ilusión enorme, a pesar de los años sigue en mi pensamiento y sentimiento, muchas veces la vida es injusta.

viernes, 8 de marzo de 2013

El placer de las pequeñas cosas

                              

A mí estar con mis nietos me llena de energía y son de las pequeñas cosas que alegran mi corazón, me hacen mover, me hacen jugar, me hacer reír.
Además confirman lo dicho por Paulo Cohelo "Un niño puede enseñarle a un adulto tres cosas: estar siempre ocupado con algo,estar feliz sin ningún motivo y pedir con todas sus fuerzas lo que desea".
Otra pequeña o gran cosa (como los nietos), es la naturaleza me gusta muchísimo la montaña, el río, el mar, el bosque,el sol, el viento, la lluvia, la nieve, el calor, el frío y estar en contacto con ella, verla, olerla, escucharla, tocarla y sentirla, escuchar a los distintos animales salvajes y domésticos, ver desplazarse a las ardillas y los corzos, ver volar a las palomas, mirlos, pegas y aves rapaces. Ir a la playa, disfrutar del sonido de las olas del mar y la paz, pisando la suave arena.
Otra pequeña cosa que llena, la vista, el corazón y el estómago es prepararme un arroz a la cubana,¡ah! que rico.
Siguiendo con la gastronomía, tomar una copa de un buen vino reserva (Vega Sicilia por ejemplo) y acompañarlo de un buen queso curado.
También es un gusto, llevarle flores a Blanca, en invierno una o dos camelias y en primavera-verano un ramito de flores silvestres, ahora tengo un competidor en la recoleta, mi nieto le lleva a su madre y no se olvida de pedirlo. De esto deducid que como dijo Nicolái Gógol "El ejemplo tiene más fuerza que las reglas".
Y otra pequeña cosa de la que disfruto, es del silencio que tengo en otoño-invierno, porque en verano con las bombas de los festejos y al haber más personas es imposible, realmente se necesita del ruido para apreciar el silencio.