miércoles, 29 de abril de 2015

Visita al Pazo de Lourizán.

Ayer viajamos con la UNED Senior a Pontevedra, ya al llegar al río Umia, nuestro profesor Felipe Senén nos empezó a ilustrar de las maravillas de esas tierras del Salnés, de donde se extrae y elabora una de mis debilidades el vino Albariño.También nos enseño llegando a Pontevedra un lugar a visitar la isla de las esculturas, especie de península pegada al río Lérez y nos habló de un bosque de árboles de piedras, un laberinto de piedras, esculturas de hierro y madera,etc.
Por fin llegamos a Lourizán, lugar que visitamos hace siete años y que comenzaré a describir como una verdadera maravilla abandonada, aunque pertenece a la Concellería de Medio Ambiente junto a la Universidad de Santiago.
Se encuentra en el macizo del Morrazo entre Marín y Pontevedra, tiene 54 hectáreas de jardín, finca y arbolados, en el siglo XV era una granja y en el siglo XIX fue adquirida por el político Eugenio Montero Ríos, quién mandó a construir una mansión de estilo modernista, diseñada por el arquitecto Genaro de la Fuente y que haciendo honor a su apellido lleno la finca de fuentes, la de la concha, la del lavadero, la de los espejos, la del torno, varias rocallas (mezcla de rocas y cemento) y hasta una pequeña cascada.
En el edificio que está en un estado lamentable, destacan una escalera de piedra de corte imperial con dos entradas, varias estatuas de mármol de inspiración clásica, columnas, grandes ventanales (con algunos cristales dibujados) y una fuente con una bañera de mármol preciosa. Espiando por las ventanas se ven pisos de madera y respaldos de maderas en los salones, de gran calidad pero en un abandono total y algún cielorraso que se esta cayendo.
Comenzamos un recorrido por los alrededores, pudimos contemplar un gran invernadero, cantidad de árboles con sus carteles identificatorios (algunos con las indicaciones borradas por falta de mantenimiento), seguimos hasta un espacio abierto donde se encuentra un hórreo de 1793, todo en piedra estilo pontevedrés y con ocho dobles columnas o píes que dan una idea de la importancia de la granja que existió en su tiempo, como una gran palleira.
Pasamos por un lugar donde se recogía el agua, vimos la estación meteorológica y atravesando pasillos con emparrados, llegamos a una pérgola de hierro fundido (como todo sin ningún mantenimiento) y donde se encuentra una mesa de una sola piedra (aproximadamente de 2mts. por 7mts.y unos 20ctms. de ancho), con sus respectivos bancos de piedra impresionante, todo rodeado de unas magnolias de gran tamaño.
La variedad de árboles increíble, digno de hacer un jardín botánico, a destacar el cedro del Libano enfrente de la mansión, los robles americanos, araucaria, magnolias, castaños japoneses y la metasequoia; en flores destacan las camelias de varias especies, rododendros, azaleas,etc.

Luego nos dirigimos a San Benitiño de Lerez (San Benito), un monasterio del S XVIII y una galería del S XV, pero se pueden ver inscripciones en las piedras muy anteriores, situado en una zona alta desde donde se divisa la ciudad de Pontevedra, la entrada de la ría, el río Lérez. A través de un cristal con reja pudimos ver la imagen auténtica del santo y detrás de él también protegido por un enrejado, el recipiente donde se coloca el aceite, que da lugar a la creencia que tocando con el aceite desaparecen las verrugas. La iglesia tiene una fachada entre el Barroco y el Neoclásico, que como nos ocurre en muchos lugares no pudimos visitar por estar cerrada.
Realmente es un privilegio tener estás oportunidades cada martes.

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