Ayer fuímos al cine, para nosotros es un acontecimiento, pues tenemos que hacer 30 Km. para llegar a los Cinesa de Marineda, la anterior vez vimos La,La,la un musical normalito pero que recibió muchos premios.
En está oportunidad vimos Detroit, la elección fue por la mejor nota que tenía en una encuesta, una película basada en hechos reales de una rebelión de gente de raza negra ocurrida en 1967 y que demuestra como siempre fueron perseguidos, maltratados e eliminados; hoy en día siguen asesinando impunemente, pero el mundo sigue girando.
El tema es que salís del cine un poco aturdido, quizás por el sonido que es estruendoso y por la temática, que demuestra injusticia dura y pura.
Pero realmente lo que me fastidio es la hipocresía y la falta de lógica, en los anuncios publicitarios que colocan antes de la película. Por empezar nos quejamos de los de la televisión pero éstos duraron veinte minutos.
En los dos primeros se hacen eco del contraste entre alumnos de sudamérica y europeos, desde los hogares en una montaña y la ciudad, la vestimenta, el medio de transporte, las escuelas y el después de clases. A continuación tristes instantáneas de países necesitados y el pedido de que le dejes la herencia.
Pero no acaba ahí la cosa, luego vienen propagandas de una importante casa comercial donde muestran modelos con ropas hermosas, por lo cual el contraste aún es mayor, realmente no sabes si llorar, reír o seguir aguantando un mundo tan injusto.
Ya sé y lo decía mi padre, que nosotros con nuestras opiniones, nuestras broncas, no solucionamos nada, pero últimamente no hago más que usar los emoticones de tristeza, realmente es de pena, penita, pena.
Los de esta foto tienen la suerte y la ayuda de una ONG, que dirige el hijo de una amiga, pero tiene poca difusión.
martes, 19 de septiembre de 2017
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