Quería contarles algunas anécdotas de aquel tiempo, estando de imaginarias (para los que no lo sepan, son las guardias que se realizan por la noche dentro de la compañía, para que no haya ningún problema y puedan descansar el resto) me tocó el último turno (eran de dos horas) y dando vueltas compruebo que el canario (nuestra mascota) estaba muerto, tirado con las patitas para arriba, a diana le comunico la novedad al suboficial encargado y viene el cabo, diciéndome: "Soldadito ese canario esta durmiendo, dentro de un tiempo se despertará, sino habrá castigo.", tuvimos que ir a comprar otro y cambiarlo.
Estando de instrucción llegó un subteniente nuevo, poco mayor que nosotros, y le mandaron hacer un ejercicio de defensa, fue distribuyendo los fusileros, los morteros y a nosotros nos mando a un punto avanzado con el cañón, eramos tres llegamos y cuando montamos el cañón, empezaron a sonar disparos y las balas picaban en el suelo a diez metros de nosotros, nos tiramos cuerpo a tierra con las manos queríamos cavar la tierra, gracias al superior había un poco de desnivel,en cuanto pararon intentamos desmontar el cañón y volvieron a sonar disparos de nuevo cuerpo a tierra, por lo cual en cuanto pararon empezamos a correr e hicimos un buen rodeo. Al llegar no hizo falta hablar, en cuanto nos vio se agarro la cabeza, se había olvidado de anotarnos y luego nos dicen nuestros compañeros que estábamos blancos, pocas veces sentí tanto miedo.
Durante ese año hubo accidentes, uno encargado de las armas se pegó un balazo en una pierna, otro murió desnucado al caerse desde la puerta trasera del camión haciéndole una mudanza a un suboficial, otros dos murieron en un accidente que tuvo la camioneta que los llevaba después de hacer dedo.
Pasando a otro tema tenía un sargento que me había tomado un poco de ojo, y en un partido de fútbol de práctica entre nosotros le entré refuerte a propósito y me recriminó preguntándome si había sido adrede y como dice el dicho "De ahogados al río" le respondí que si, santo remedio a partir de entonces me trato rebien.
Por último ésta, después de siete años más o menos, viaje a Río Gallegos para dirigir un partido de fútbol (íbamos tres, yo de juez de linea) y al bajar veo al teniente con el tuvimos muchas charlas, discutiendo sobre los militares y el servicio militar, e incluso después de licenciarme mandó a un soldado a mi casa a traerme un libro "Los militares y la sociedad"; me dirigí hacia él y le dije teniente (y el apellido), se dio vuelta y me dice ya soy mayor (era un buen tipo), estaba a cargo del regimiento y me invitó a visitarlo, pero las obligaciones me lo impidieron.
miércoles, 13 de marzo de 2013
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