Hace dos días un árbitro a pesar de hacer la comprobación y no botar el balón, inicia un partido entre Pontevedra e Ibiza de la copa del rey, que tuvo que suspender a los quince minutos porque no rodaba el balón, con las quejas de jugadores y técnico.
Todo esto me trajo a la memoria episodios que viví, en mi corta experiencia como árbitro en Coruña, dado que llegué y comencé en noviembre de 1983 con un invierno lluvioso, con campos de tierra pues todavía no había llegado el césped artificial.
Quiero aclarar que yo venía de dirigir en Argentina en clase III, que traje una carta del Sr. Coerezza director de la escuela de árbitros con mi curriculum, pero que aquí no le dieron trámite y legué a dirigir primera regional, como juez de linea de preferente cuando en realidad debería dirigir esta categoría o tercera división. En junio les dije que no dirigía más y me entero que me habían ascendido, ja,ja.
El tema que nos ocupa es que cuando se dirigían divisiones inferiores en el campo de la Torre, donde hay cuatro campos lo hacíamos en chandal, salvo cuando tocaba el Deportivo de la Coruña ahí debíamos usar el uniforme, era un detalle y yo no salía de mi asombro.
En una oportunidad lloviendo a cantaros y con un área chica inundada, suspendo el partido con el desacuerdo de los entrenadores, que se ponen de acuerdo y juegan el partido dirigiendo uno de ellos, cuando voy al colegio me encuentro con la novedad que le dan valides, por lo que solicito no arbitrar más a esos equipos y aguante porque estaba solo, me entretenía arbitrar.
Luego en Once Caballeros en las afuera de Coruña voy a dirigir un partido de primera regional y a la media hora de partido, con una granizada espectacular que no se veía a dos metros suspendo el partido y mando a vestuarios, vienen los dos capitanes que querían seguir jugando; yo acostumbrado a que en mi país caían dos gotas y ya suspendía A.F.A. pero con la experiencia anterior, pensé y dije pues a jugar aunque sea a embarrarse.
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