sábado, 22 de diciembre de 2018

Dos pares de calcetines.

Estoy leyendo un libro "Los objetos nos llaman" del escritor contemporáneo Juan José Millás, al que conozco por sus reflexiones con Chema Nierga en la radio y me parece un personaje entrañable.
Resulta que en un cuento corto, cuenta la historia de un muchacho que sufre un accidente y despierta en el hospital se va desarrollando el control médico y relata que de pequeño su madre cuando salía a la calle, le preguntaba si llevaba la ropa interior limpia pues en los hospitales si tienes un accidente lo primero que hacen es desnudarte y me imagino que no quisieras que la enfermera te vea con la ropa sucia.
Comenta que ese temor lo acompaño siempre, pero nunca había calculado el peligro que lo pillaran con dos pares de calcetines, uno de lana y otro arriba de nailon, una costumbre que adquirió en el internado porque hacía mucho frío.
Al llegar su madre al hospital pues le habían avisado, luego de cerciorarse de que estaba entero le pregunto si llevaba ropa interior limpia y le confirmo que acababa de cambiarse, lo que la lleno de orgullo por los frutos de su trabajo educativo.
Pero inmediatamente le dijo: pero llevaba dos pares de calcetines, a lo que su madre interrogo ¿Como que llevas dos pares de calcetines? ¿Y eso por qué?.  A lo que manifestó por una superstición, temo que me ocurra algo si salgo con un solo par. Su madre le miró con rencor y dijo ¡Qué vergüenza! y cuando entró la enfermera le contó que en realidad él era adoptado.
Este cuento me trajo a la memoria un hecho que ocurrió hace muchísimo tiempo, resulta que estaba cuidando a un tío que habían operado en el Hospital Rawson y esa noche trajeron a la sala a un señor que había atropellado un coche, lo pusieron en una cama cercana.
Al poco tiempo apareció una enfermera con gasas, alcohol, un recipiente y se puso a limpiarle las piernas, que desde lejos se veían bastante negras. En un momento determinado la enfermera le recrimina la falta de limpieza, a lo que el paciente responde : "Si yo hubiese sabido que me iba ha atropellar un coche me hubiese bañado".
Realmente tuve que contener la risa, no era el lugar adecuado.

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