Como necesitábamos una salida, estuve pensando y como siempre mi lugar más cercano y hermoso es Asturias. Intenté con Taramundi estaba completo, pero por fin decidimos ir a Oscos lugar al que visitamos pero no profundizamos, además famosos por la visita de los reyes y por Zapatero (este comentario jacioso).
Salimos el viernes y en el camino contactamos con un hotel en Santa Eulalia de Oscos, paramos en Fonsagrada donde almorzamos y llegamos a nuestro destino, para realizar por la tarde dos lindas visitas guiadas que ya contaré.
El tema es que al otro día fuímos a San martín de Oscos, donde había una feria interesante, realizamos otra visita guiada, Blanca comió pulpo (algo tradicional) yo soy alérgico, luego fuímos hasta la Garganta (un puerto de montaña) buscando ver una cascada y al volver a Santa Eulalia, veo que debía tomar otro camino y llegar a Pumares para realizar la ruta de senderismo.
Blanca se quedó en el coche, sigue soportando dolores de su caída hace más de un año y yo me largue a caminar pensando que quedaba cerca. A veces el ir sin información hace que la aventura sea más incierta pero novedosa, descubrir un lugar, una fauna, una vegetación.
Primeramente me sorprendió ver a lo largo del sendero grandes paredones de piedra, pensé claro en su momento tener tierras era importantísimo; luego árboles que habían caído serruchados, cómo iban a sacarlos de esos lugares tan inhóspitos, quizás con burros; luego una aldea abandonada (A Candeira); luego un cartel me aclaraba que las construcciones redondas que ví, eran "Las corripas", lugares que se utilizaban para guardar las castañas, se recogían en octubre y así cubiertas con hojas, restos vegetales, podían mantenerlos hasta abril o mayo.
El sendero va bordeando el río y llegué a otro lugar donde había mesas y bancos, con un cartel que me informaba que estaba en el "Bosque del desterrado", una leyenda de la que había leído el día anterior en una revista local, pero no sabía de su localización. Cuenta la leyenda que un señor feudal hizo a su siervo cometer delitos para su enriquecimiento, luego descubierto lo acusó por lo que fue sentenciado a muerte, pero al no poder reunir a los vecinos que debían ahorcarlo, lo desterraron en el bosque y allí vivió.
Por fin después de una hora llegué a la hermosa cascada de Seimeira, con una altura de 20 o 30 metros, escasa en esta época pero más linda en invierno, rodeada de bosque de fresnos, sauces, avellanos, castaños, alisos y que cae en el río Agüeira. Luego ya en internet me entero que tiene el recorrido ida y vuelta entre 8,6 kms. y 9,1 kms.
Realmente recomendable, una cura de bosque para oxigenarse y recargar pilas.
martes, 1 de agosto de 2017
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