viernes, 26 de agosto de 2016

Las máscaras

En mi vida he deambulado por muchas direcciones, tanto a nivel laboral, estudiantil, emocional, deportivo, religioso, etc., indudablemente me han dejado una cantidad de experiencias y conocimientos increíbles, realmente en la diversidad y en la curiosidad por aprender, está el tesoro de nuestra vida.
En un momento dado he impulsado por un compañero de arbitraje, conocimos "Encuentros matrimoniales", son reuniones de matrimonios con un esquema psicológico de ayuda, de origen Francés, que realmente es beneficioso para descubrirse las personas que forman un matrimonio y realizado en un formato religioso de fe.
En un primer momento se tiene una reunión general, en donde te explican en que consiste y te dan pautas, para que analices si quieres entrar a formar parte de él.
De esa primera reunión y ya han transcurrido unos cuarenta años, me quedó grabado el tema de "las máscaras", descubrí algo que la mayoría de nosotros tenemos, pero que no nos damos cuenta o ocultamos. Ante circunstancias difíciles, nos mostramos fuertes aunque interiormente estemos hechos polvo, esto lo comprobé luego en el arbitraje ( aunque a veces le llamen personalidad), es indudablemente demostrar algo pero interiormente sentir otra cosa; ocurre también que ha veces nos mostramos alegres, cuando en realidad estamos tristes; cuando disimulamos una rabia, un enojo, un disgusto, en fin un sentimiento.
Pasa algo parecido en el duelo, cuando perdemos algo, que nos duele mucho pero no podemos transmitirlo porque apenaría a los demás.
El sábado pasado se nos fue una amiga Ana María, que luchó contra un cáncer de pulmón y que el miércoles me había manifestado que tenía altibajos, es algo que no esperas y que te golpea, quizás por eso sigo triste, pero no puedo demostrarlo para no apenar más a Blanca, debo seguir la rutina, tratar de no pensar.
Un día le manifesté que le había tenido celos, había sido la mejor amiga de mi señora y en la etapa de noviazgo, estaba más tiempo con ella que conmigo, no se lo creía, ja,ja. Fue también el motivo que yo conociera a Blanca, porque mi amigo Norberto estaba loquito por ella y me propuso nos liáramos para salir juntos, pero no lo acepto, ja,ja, qué locuras de juventud.
Las personas queridas que nos dejan, indudablemente  nos dejan sus hermosos recuerdos, los lindos momentos vividos, las veces que nos vino a visitar y las que fuimos allí. Quizás lo más importante y ya son varios los amigos fallecidos, que están siempre con nosotros aunque no sea físicamente.

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