Emigrar según la Real Academia es dejar su país, para establecerse en otro con el fin de trabajar estable o temporalmente.
Indudablemente la emigración es uno de los temas más persistentes de la Historia. De España las emigraciones se realizaron a países europeos o americanos, pero una gran mayoría fue para estos últimos y con relación a su control, se podrían hacer estas aclaraciones:
De 1503 a 1709 se creó la Casa de Contratación, entre otras funciones tenía vigilar que nadie pasase a América sin los requisitos de idoneidad establecidos.
En 1765 se estableció la liberación del comercio con América.
Desde 1835 a 1862 se produce la introducción de pasaportes.
En 1862 se decretó la liberación de la emigración.
Un camino nuevo sólo nos dice que nos llevará a un lugar nuevo, mejor o peor no lo sabemos.
Un día mi nieto vino a preguntarme, si fue difícil emigrar y porque lo había hecho, me extraño una pregunta tan rara y me contó que escuchó en la TV a la Secretaria de Emigración decir: “Los jóvenes emigran por impulso aventurero” y a la Ministra de Trabajo decir: “Es movilidad exterior”, me quede atónito un instante y solo atiné a decir: “Que difícil es ponerse en los zapatos del otro, antes de hablar”. Seguí explicándole que, mis bisabuelos maternos emigraron en el 1880 de Almeria y mi abuelo desde Algodonales, porque Andalucia se encontraba abandonada a la cola de los progresos nacionales; que mi papá con sus padres emigraron desde Asturias en 1910 porque pasaban escaseces y carestías y como dato estadístico le comenté que de 1820 a 1920, cincuenta y cinco millones de europeos emigraron, de los cuales seis millones fueron para Argentina.
No quería contarle mi experiencia inmediatamente, porque lo mío fue distinto, que viese sus orígenes, el sacrificio de tantos seres humanos para darle un futuro a sus descendientes. Hasta el año 1870 la navegación era a vela y los viajes duraban de 30 a 40 días, luego vinieron los barcos a vapor y ya bajaron a 25 días, pero en que condiciones con cuanta precariedad solo lo sabían ellos.
No obstante le aclaré que lo manifestado por las políticas, eran solo excusas; cuando un pueblo emigra es por la mala gestión, por dictaduras, por falta de oportunidades y fundamentalmente emigrar es desarraigo, es sufrimiento, es empezar de nuevo desde cero. Por si necesitaba un ejemplo práctico, le explique viste a la abuela cuando trasplanta una planta y que a pesar de los cuidados a veces se muere, emigrar se parece a eso a pesar de que quizás puedas triunfar, estás falto de tu familia, de tus amigos y tantas cosas insustituibles.
Pero ahora te voy a contar las historias de tus tatarabuelos y bisabuelos, Francisco y Serafina salieron de Almeria en una primera etapa hasta San Pablo en Brasil, no se adaptaron y se trasladaron a Juan José Paso, una localidad cercana a Pehuajó y que como verás en el caso de mis abuelos coincidió con la llegada del tren a esas localidades, las actividades eran agropecuarias, porque lo que sobraban eran terrenos, extensos y de buena calidad. Con el tiempo nació mi abuela Enriqueta, que conoció a mi abuelo Juan y fruto de esa unión nació mi mamá Esther.
De Enriqueta el recuerdo que guardo es que me quería y mimaba muchísimo, me preparaba pan frito para poner en el mate cocido que era una delicia y cuando acabé el primario me regalo una radio portátil Spica, azul forrada en cuero que era preciosa; del abuelo Juan contaba mi mamá, que se quejaba porque me mandaba a comprar tabaco de liar al almacén y yo aparecía con golosinas.
Mis abuelos paternos Luciano y Manuela, junto con mi papá Valeriano, fueron para Temperley una localidad a la que llegó el tren en 1871 y según me contaron estaba casi desierta, ellos hicieron la segunda casa en Campo Huergo; los nombres de la estación es por el ingeniero George Temperley que trabajaba para el ferrocarril y del arquitecto Huergo que fraccionó los lotes en ese lugar.
Mis abuelos tenían vacas, repartían leche, hacían pan que vendían y con una carroceta tirada por caballos recogían ladrillos en la fábrica y los transportaban a los lugares para la edificación. De todo esto solo me quedó el recuerdo de tomar leche recién ordeñada, con un sabor a hierba y calentita que me gustaba.
Contaba mi padre que el abuelo era muy duro con él, que era muy difícil trabajar en su compañía, por lo que a los catorce años decidió irse de la casa y pasó un período en Lavallol, localidad cercana, trabajando de carnicero, hasta que su madre le pidió que volviera.
No obstante por cosas que contaba mi papá, era una buena pieza, que se escapó del colegio Mouriño por una ventana, porque el maestro solía pegarles y vio que se dirigía a él con una regla.
Con el tiempo mi padre entró a trabajar en el ferrocarril, con esa única entrada, con su huerta y haciendo el mantenimiento de la casa, incluso poniendo tacos a los zapatos, pudo sacar a su familia adelante.
Eran tiempos de bonanza para Argentina, había buenos ganados, buena explotación agropecuaria, pesquera, había fábricas textiles, automotriz, etc. y hasta quizás la segunda guerra mundial le favoreciera; luego tuvimos revoluciones, gobiernos militares que tanto mal le hicieron al país y hasta el despropósito de iniciar la recuperación violenta, de una isla que nos pertenece, pero que fue un recurso inútil de un gobierno militar hundido, que tantas víctimas inocentes produjo, era abril de 1982.
Tu abuela Blanca también fue emigrante, en 1950 sus padres con ella y su hermano, viajaron hacia Argentina, Galicia quizás sea quién más emigrantes aportó a América, los motivos eran parecidos pasar necesidades, tener noticias de mejores posibilidades, tener facilidades para viajar en barcos a vapor más modernos, tener familiares que los reclamasen. No obstante la experiencia fue muy dura y solo salieron adelante con muchísimo esfuerzo, pasando penurias en muchos casos, teniendo que dejar sus hijos a cargo de otros familiares para poder completar jornadas intensivas, porque aparte de las horas de trabajo, había que construir su casa. Dieron ejemplo porque muchos ciudadanos establecidos en el país, no tenían vivienda propia.
Quizás ahora es buen momento para contarte el porque de mi emigración y su coste. Como relate anteriormente ese sin sentido de un militar en 1982, de ocupar las Malvinas, para justificar su mala gestión, me marco muchísimo. Conversando el día que nos enteramos de ese suceso, con mi mejor amigo, ambos pensamos ésto es una locura, después de terminado ese mal sueño, se decreto elecciones en octubre de 1983.
En 1980 estando embarazada tu abuela de tu tío Andrés y debido a cobrar una suma de dinero, por un juicio a la administración, viajamos por primera vez a Europa, visitando Italia, Suiza, Francia y España, coincidiendo en esta última con mi cuñado que había decidido volver a su país de origen; cuando ya se estableció y llevó a su familia, viendo el bienestar que había y las posibilidades para mi profesión, comenzó a convencerme para que intentara emprender la aventura.
Como siempre se aunaron varios factores, a lo anteriormente mencionado yo en esos momentos tenía tres entradas mensuales, que alcanzaban para gastos domésticos, pagar impuestos, pero nada de ahorrar o hacer proyectos y vi el futuro para nuestros cuatro hijos muy negro. Cuando se emprende un camino nuevo, buscando nuevas oportunidades nadie lo comprende, mi madre me decía: “pero si no hay motivos, tienes trabajo, tienes tu casa, tu coche, una casa en la costa (compartida con mi suegro y cuñado, que nuestro esfuerzo nos había costado)”.
No voy a negar que emprendí el viaje, con muchísimo miedo e inseguridad, en el trabajo mi jefe y compañeros confiaban más en mí que yo mismo, pero había solicitado una licencia de seis meses y las puertas no estaban cerradas.
Viaje el 12/11/1983 en un Jumbo 747 de Iberia, que creo hoy parte de su estructura esta en el Museo de Nuevas Tecnologías de Coruña y al llegar a Barajas, nos enteramos que en el mismo avión viajaba el presidente Adolfo Suarez, en esos momentos pensé en mis bisabuelos y abuelos que viajaron en barco, sin referencias, sin apoyos, solo con el ansia de mejorar y tener un futuro.
Llegué un San Martiño a Compostela, estaban los tíos de mi señora y mi cuñado con su familia, fuimos a Moaña mi primer destino y a la semana estaba trabajando en el Laboratorio Suarez de Prótesis Dental de Coruña, estuve tres meses probando y algo que me parecía imposible era ver que las cosas no cambiaban de precio, en mi país siempre la inflación fue y es galopante.
El 28/1/84 pude traer a mi familia, gracias a la ayuda económica de mi jefe y dueño del laboratorio, que siempre me trato muy bien.
A los tres años, estuve de profesor en la primera escuela privada de prótesis de Galicia, al otro año empecé con mi propio laboratorio, trabajaba catorce o quince horas diarias y no sentía el esfuerzo, eso si estuve seis años llorando en los cantones y añorando. Empezamos alquilando, queriendo sacar un crédito que nos denegaron para comprar un televisor, compramos nuestro primer piso, vino el director del banco ( que me había denegado ese préstamo) al laboratorio a ofrecerme su institución para abrir una cuenta y otorgarme créditos, al que le conté la historia y rechacé su oferta.
Nuestros hijos pudieron estudiar y forjarse un porvenir, aunque hoy esta prolongada crisis golpea a todos.
Mi nieto aprovechó y me dijo: “ Si abuelo ahora con la crisis se van muchos jóvenes” y le contesté pero les pasa como a mí tuvieron la fortuna que la mayoría están preparados, han estudiado una carrera o tienen una profesión, la mayoría dominan un idioma, muchos se van a países europeos de los que es más fácil venir de vacaciones o volver. Quizás el inconveniente mayor que tienen es encontrar trabajo en su profesión, o que las condiciones sean muy malas casi esclavizantes, pero es una realidad que en estás situaciones siempre se favorecen los empresarios y los trabajadores pierden muchos derechos adquiridos.
Pero mucho peor están las personas que son desarraigadas de sus hogares, por los conflictos armados y ACNUR ha publicado un informe estadístico, que en el primer semestre de 2014 se han desplazado 5,5 millones de personas, de ellos 1,4 millones han cruzado las fronteras internacionales convirtiéndose en refugiados. Sin que nadie pueda parar esta barbarie, donde impera el interés y el poder de los traficantes de armas.
Querido nieto solo deseo que toda esta reflexión, te sirva para el futuro, que pienses que tú también emigraste de pequeño, por la circunstancias de la vida tienes la posibilidad de prepararte ya conociendo a la perfección otro idioma o una profesión y que sepas que todo esfuerzo no es en vano, que tiene su recompensa. A pesar de todo lo pasado, de añorar familia y amigos, no me arrepiento y estoy feliz de haber tomado la decisión de emigrar.
Indudablemente la emigración es uno de los temas más persistentes de la Historia. De España las emigraciones se realizaron a países europeos o americanos, pero una gran mayoría fue para estos últimos y con relación a su control, se podrían hacer estas aclaraciones:
De 1503 a 1709 se creó la Casa de Contratación, entre otras funciones tenía vigilar que nadie pasase a América sin los requisitos de idoneidad establecidos.
En 1765 se estableció la liberación del comercio con América.
Desde 1835 a 1862 se produce la introducción de pasaportes.
En 1862 se decretó la liberación de la emigración.
Un camino nuevo sólo nos dice que nos llevará a un lugar nuevo, mejor o peor no lo sabemos.
Un día mi nieto vino a preguntarme, si fue difícil emigrar y porque lo había hecho, me extraño una pregunta tan rara y me contó que escuchó en la TV a la Secretaria de Emigración decir: “Los jóvenes emigran por impulso aventurero” y a la Ministra de Trabajo decir: “Es movilidad exterior”, me quede atónito un instante y solo atiné a decir: “Que difícil es ponerse en los zapatos del otro, antes de hablar”. Seguí explicándole que, mis bisabuelos maternos emigraron en el 1880 de Almeria y mi abuelo desde Algodonales, porque Andalucia se encontraba abandonada a la cola de los progresos nacionales; que mi papá con sus padres emigraron desde Asturias en 1910 porque pasaban escaseces y carestías y como dato estadístico le comenté que de 1820 a 1920, cincuenta y cinco millones de europeos emigraron, de los cuales seis millones fueron para Argentina.
No quería contarle mi experiencia inmediatamente, porque lo mío fue distinto, que viese sus orígenes, el sacrificio de tantos seres humanos para darle un futuro a sus descendientes. Hasta el año 1870 la navegación era a vela y los viajes duraban de 30 a 40 días, luego vinieron los barcos a vapor y ya bajaron a 25 días, pero en que condiciones con cuanta precariedad solo lo sabían ellos.
No obstante le aclaré que lo manifestado por las políticas, eran solo excusas; cuando un pueblo emigra es por la mala gestión, por dictaduras, por falta de oportunidades y fundamentalmente emigrar es desarraigo, es sufrimiento, es empezar de nuevo desde cero. Por si necesitaba un ejemplo práctico, le explique viste a la abuela cuando trasplanta una planta y que a pesar de los cuidados a veces se muere, emigrar se parece a eso a pesar de que quizás puedas triunfar, estás falto de tu familia, de tus amigos y tantas cosas insustituibles.
Pero ahora te voy a contar las historias de tus tatarabuelos y bisabuelos, Francisco y Serafina salieron de Almeria en una primera etapa hasta San Pablo en Brasil, no se adaptaron y se trasladaron a Juan José Paso, una localidad cercana a Pehuajó y que como verás en el caso de mis abuelos coincidió con la llegada del tren a esas localidades, las actividades eran agropecuarias, porque lo que sobraban eran terrenos, extensos y de buena calidad. Con el tiempo nació mi abuela Enriqueta, que conoció a mi abuelo Juan y fruto de esa unión nació mi mamá Esther.
De Enriqueta el recuerdo que guardo es que me quería y mimaba muchísimo, me preparaba pan frito para poner en el mate cocido que era una delicia y cuando acabé el primario me regalo una radio portátil Spica, azul forrada en cuero que era preciosa; del abuelo Juan contaba mi mamá, que se quejaba porque me mandaba a comprar tabaco de liar al almacén y yo aparecía con golosinas.
Mis abuelos paternos Luciano y Manuela, junto con mi papá Valeriano, fueron para Temperley una localidad a la que llegó el tren en 1871 y según me contaron estaba casi desierta, ellos hicieron la segunda casa en Campo Huergo; los nombres de la estación es por el ingeniero George Temperley que trabajaba para el ferrocarril y del arquitecto Huergo que fraccionó los lotes en ese lugar.
Mis abuelos tenían vacas, repartían leche, hacían pan que vendían y con una carroceta tirada por caballos recogían ladrillos en la fábrica y los transportaban a los lugares para la edificación. De todo esto solo me quedó el recuerdo de tomar leche recién ordeñada, con un sabor a hierba y calentita que me gustaba.
Contaba mi padre que el abuelo era muy duro con él, que era muy difícil trabajar en su compañía, por lo que a los catorce años decidió irse de la casa y pasó un período en Lavallol, localidad cercana, trabajando de carnicero, hasta que su madre le pidió que volviera.
No obstante por cosas que contaba mi papá, era una buena pieza, que se escapó del colegio Mouriño por una ventana, porque el maestro solía pegarles y vio que se dirigía a él con una regla.
Con el tiempo mi padre entró a trabajar en el ferrocarril, con esa única entrada, con su huerta y haciendo el mantenimiento de la casa, incluso poniendo tacos a los zapatos, pudo sacar a su familia adelante.
Eran tiempos de bonanza para Argentina, había buenos ganados, buena explotación agropecuaria, pesquera, había fábricas textiles, automotriz, etc. y hasta quizás la segunda guerra mundial le favoreciera; luego tuvimos revoluciones, gobiernos militares que tanto mal le hicieron al país y hasta el despropósito de iniciar la recuperación violenta, de una isla que nos pertenece, pero que fue un recurso inútil de un gobierno militar hundido, que tantas víctimas inocentes produjo, era abril de 1982.
Tu abuela Blanca también fue emigrante, en 1950 sus padres con ella y su hermano, viajaron hacia Argentina, Galicia quizás sea quién más emigrantes aportó a América, los motivos eran parecidos pasar necesidades, tener noticias de mejores posibilidades, tener facilidades para viajar en barcos a vapor más modernos, tener familiares que los reclamasen. No obstante la experiencia fue muy dura y solo salieron adelante con muchísimo esfuerzo, pasando penurias en muchos casos, teniendo que dejar sus hijos a cargo de otros familiares para poder completar jornadas intensivas, porque aparte de las horas de trabajo, había que construir su casa. Dieron ejemplo porque muchos ciudadanos establecidos en el país, no tenían vivienda propia.
Quizás ahora es buen momento para contarte el porque de mi emigración y su coste. Como relate anteriormente ese sin sentido de un militar en 1982, de ocupar las Malvinas, para justificar su mala gestión, me marco muchísimo. Conversando el día que nos enteramos de ese suceso, con mi mejor amigo, ambos pensamos ésto es una locura, después de terminado ese mal sueño, se decreto elecciones en octubre de 1983.
En 1980 estando embarazada tu abuela de tu tío Andrés y debido a cobrar una suma de dinero, por un juicio a la administración, viajamos por primera vez a Europa, visitando Italia, Suiza, Francia y España, coincidiendo en esta última con mi cuñado que había decidido volver a su país de origen; cuando ya se estableció y llevó a su familia, viendo el bienestar que había y las posibilidades para mi profesión, comenzó a convencerme para que intentara emprender la aventura.
Como siempre se aunaron varios factores, a lo anteriormente mencionado yo en esos momentos tenía tres entradas mensuales, que alcanzaban para gastos domésticos, pagar impuestos, pero nada de ahorrar o hacer proyectos y vi el futuro para nuestros cuatro hijos muy negro. Cuando se emprende un camino nuevo, buscando nuevas oportunidades nadie lo comprende, mi madre me decía: “pero si no hay motivos, tienes trabajo, tienes tu casa, tu coche, una casa en la costa (compartida con mi suegro y cuñado, que nuestro esfuerzo nos había costado)”.
No voy a negar que emprendí el viaje, con muchísimo miedo e inseguridad, en el trabajo mi jefe y compañeros confiaban más en mí que yo mismo, pero había solicitado una licencia de seis meses y las puertas no estaban cerradas.
Viaje el 12/11/1983 en un Jumbo 747 de Iberia, que creo hoy parte de su estructura esta en el Museo de Nuevas Tecnologías de Coruña y al llegar a Barajas, nos enteramos que en el mismo avión viajaba el presidente Adolfo Suarez, en esos momentos pensé en mis bisabuelos y abuelos que viajaron en barco, sin referencias, sin apoyos, solo con el ansia de mejorar y tener un futuro.
Llegué un San Martiño a Compostela, estaban los tíos de mi señora y mi cuñado con su familia, fuimos a Moaña mi primer destino y a la semana estaba trabajando en el Laboratorio Suarez de Prótesis Dental de Coruña, estuve tres meses probando y algo que me parecía imposible era ver que las cosas no cambiaban de precio, en mi país siempre la inflación fue y es galopante.
El 28/1/84 pude traer a mi familia, gracias a la ayuda económica de mi jefe y dueño del laboratorio, que siempre me trato muy bien.
A los tres años, estuve de profesor en la primera escuela privada de prótesis de Galicia, al otro año empecé con mi propio laboratorio, trabajaba catorce o quince horas diarias y no sentía el esfuerzo, eso si estuve seis años llorando en los cantones y añorando. Empezamos alquilando, queriendo sacar un crédito que nos denegaron para comprar un televisor, compramos nuestro primer piso, vino el director del banco ( que me había denegado ese préstamo) al laboratorio a ofrecerme su institución para abrir una cuenta y otorgarme créditos, al que le conté la historia y rechacé su oferta.
Nuestros hijos pudieron estudiar y forjarse un porvenir, aunque hoy esta prolongada crisis golpea a todos.
Mi nieto aprovechó y me dijo: “ Si abuelo ahora con la crisis se van muchos jóvenes” y le contesté pero les pasa como a mí tuvieron la fortuna que la mayoría están preparados, han estudiado una carrera o tienen una profesión, la mayoría dominan un idioma, muchos se van a países europeos de los que es más fácil venir de vacaciones o volver. Quizás el inconveniente mayor que tienen es encontrar trabajo en su profesión, o que las condiciones sean muy malas casi esclavizantes, pero es una realidad que en estás situaciones siempre se favorecen los empresarios y los trabajadores pierden muchos derechos adquiridos.
Pero mucho peor están las personas que son desarraigadas de sus hogares, por los conflictos armados y ACNUR ha publicado un informe estadístico, que en el primer semestre de 2014 se han desplazado 5,5 millones de personas, de ellos 1,4 millones han cruzado las fronteras internacionales convirtiéndose en refugiados. Sin que nadie pueda parar esta barbarie, donde impera el interés y el poder de los traficantes de armas.
Querido nieto solo deseo que toda esta reflexión, te sirva para el futuro, que pienses que tú también emigraste de pequeño, por la circunstancias de la vida tienes la posibilidad de prepararte ya conociendo a la perfección otro idioma o una profesión y que sepas que todo esfuerzo no es en vano, que tiene su recompensa. A pesar de todo lo pasado, de añorar familia y amigos, no me arrepiento y estoy feliz de haber tomado la decisión de emigrar.
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