Muchas veces cuando voy a Ikea y puedo rellenar la bebida, pienso le estoy sacando ventaja al capitalismo y también ocurre cuando en una gran perfumería te atiborras de perfumes de muestra de importante precio, que te sale gratis y son pequeñas trampas como leer el periódico en el café o la biblioteca. Recuerdo también cuando usábamos la wifi del vecino.
Justo estoy leyendo un libro y un personaje ante algo así dice: "Al capitalismo hay que robarle siempre, porque por mucho que le robes jamás podrás robarle tanto como él te roba a ti, pues te roba alegría, y la alegría tiene un precio incalculable".
Y justo todo ésto coincide con la investidura del presidente y ahí también se ve la mano del capitalismo, por las interferencias de los conservadores, empresarios y el clero; es que desde siempre nadie que le convenga quiere cambiar las reglas del juego.
Solo nos queda agua, resina y ajo, pero tengan cuidado personajes de esta obra, porque la plebe esta muy cansada de todos ustedes sin distinción, que ya nos sobran los fanatismos de derechas e izquierdas, que solo deseamos vivir felices con alegría; que llevamos muchas décadas soportando peleas de niños y graves perjuicios económicos.
Quiero terminar esta reflexión con otro párrafo de este libro: "Todo aquello que amamos y perdimos, que amamos muchísimo, que amamos sin saber que un día sería hurtado, todo aquello que, tras su pérdida no pudo destruirnos, y bien que insistió con fuerzas sobrenaturales y buscó nuestra ruina con crueldad y empeño, acaba, tarde o temprano, convertido en alegría".
sábado, 4 de enero de 2020
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