Hoy tuvimos oportunidad gracias a la agrupación Roxin Roxal, de disfrutar de un día espléndido, lleno de cultura, de historia, de música, etc.
Contamos con un clima perfecto, soleado con temperatura agradable y después de 32 años pudimos realizar un viaje desde Ferrol a Coruña en barco, lo veíamos en verano y siempre lo dejamos para más adelante.
Decir que tuvimos unos guías de excepción, jóvenes galeguistas que aman su cultura, su tierra y no olvidan a los luchadores que los precedieron.
Empezó Xurxo Gago leyendo un poema que ensalza Ferrol Vello y explicándonos los lugares por los que pasaba el barco en la ría.
Luego fueron explicaciones de Xurxo Souto, Sabela maestra de Lago y Moncho do Orzan, unas verdaderas enciclopedias, que agregan a sus conocimientos, ilusión, dinamismo, entrega total, por la que les estamos muy, pero que muy agradecidos, cantamos y escuchamos la gaita, pasando La Marola.
Ya en A Coruña, visitamos el monumento a Curros Enriques obra de Asorey, inaugurado en 1933 y tuvimos oportunidad de escuchar otra vez la gaita de Moncho con la pieza "Adios a Mariquiña". Tuvimos la compañía de Elvira Varela Bao, una espléndida señora de 89 años con una vitalidad increíble y que nos contó anécdotas sobre su padre un galegista inscripto en 1918 en la Irmandade de la Fala y de su madre maestra que fue enviada a la cárcel cuando ella tenía diez años.
Luego nos dirigimos a la calle Real (antiguamente Acevedo), junto al obelisco reloj de 1895, pasamos por un negocio cerrado donde se encuentra un mural de Urbano Lugris González, que esta gente comprometida esta luchando para que lo declaren de interés cultural y se pueda ver. Seguimos y en el número 38 nos explico que existió el primer negocio de música, especializado en partituras y al lado en el 36 se encontraba la editorial Nós, donde hay una placa conmemorativa del centenario en 1995, las veces que habré pasado por esa calle y nunca me percaté de estos detalles.
Llegamos a Riego de Agua y nos explicó que desde los balcones del teatro Rosalia, se arengó a los mineros que lucharon contra los falangistas y que mientras les duró la dinamita los mantuvieron más allá del obelisco, luego fue una matanza. Cantaron Xurxo y Moncho una canción de carnaval, donde se comentan los cheiros (olores) de la calle del Angel y de la Franja.
A unos cincuenta metros nos detuvimos para observar el edificio donde tuvo la sede la Irmandade da Fala (Hermandad de la lengua), formada por literatos, pintores, escultores, personas ilustres que siempre defendieron su idioma y su cultura, llegaron a ser 300 en Coruña y 700 en Galicia.
Acabamos en la Plaza María Pita en un edificio, donde estuvo la Academia Gallega y donde se acercó un paisano a pedirle a Moncho si podía tocar la gaita para una señora que volvía a su tierra después de setenta años, cosa que hizo con un cariño increíble, realmente es una persona digna de conocer, con un gran carisma. El punto final fue en el ayuntamiento, donde ejecutó otra pieza de gaita, indudablemente adaptada dado que antes eran para piano en su mayoría.
Pero Moncho hizo una reflexión sobre la gente que se cree superior, pero desconoce lugares y nombres de donde vive, que es un pensamiento que muchas veces me ronda, nadie puede ser tan sabio como para conocer todos los rubros, todas las materias, todas las disciplinas y lo que cabe es que seamos más humildes y nunca se acabe esa ansía de aprender.
Volvimos al barco, donde realizamos nuestro almuerzo comunitario y luego pudimos volver a observar la maravilla del mar y las rías altas gallegas.
miércoles, 30 de septiembre de 2015
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