En todos los países cuando hay una renovación de árbitros, pasan unos años en que se ven todos los errores, se magnifican y hasta que los nuevos no adquieren experiencias, los llenan de críticas; pasa lo mismo cuando un plantel se renueva y creo que en todos los estamentos del deporte.
Hace muchos años, cuando escuche a uno de los mejores escritores Eduardo Galeano, hablar mal como un hincha fanático de los árbitros , llegué a casa y me puse a escribir y ahora lo transcribo.
El árbitro es juez que aplica el reglamento y si bien muchas reglas quedan a su criterio, luego el colegio de árbitros se encargara de dar consejos, opiniones y demás elementos para confundirlo, no es el abominable tirano (como dice Eduardo), realmente en noventa minutos tiene el poder y sino fuera uno solo el que lo ejerciera seria una hecatombe, un desastre; pero necesita de la colaboración de muchas partes, jueces de línea,(ahora cuarto árbitro), jugadores, cuerpo técnico, dirigentes y periodistas, para poder llevar a cabo su misión.
Un buen árbitro sin esas colaboraciones no puede llevar a buen puerto, el desenfrenado navío en la tempestad que es todo partido de fútbol, su trabajo consiste en aplicar justicia y es lógico que siempre en un fallo haya alguien que se siente perjudicado, especialmente cuando el culpable , esconde las manos, piernas , codos, cabeza o niega haber cometido el acto, mientras la otra parte se encarga de dramatizar como en buen actor.
Según dicen los mejores árbitros y sobre todo los experimentados, el buen árbitro es el que menos corre, pero el que siempre esta bien ubicado, como los buenos jugadores. Y claro que nos gustaría patear o regatear con el balón porque en el fondo fuimos o somos jugadores o deportistas que aman este deporte y cuando vemos una gran jugada o un gran gol, muchas veces felicitamos al jugador, eso sin que nadie se entere, pues debemos ocultar que amamos este deporte.
Lo real es que es imprescindible, nunca acabó bien un partido de fútbol sin arbitro, hay muchas pasiones descontroladas.
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martes, 5 de noviembre de 2013
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