UNA NOTICIA DOLOROSA
En la vida la mayoría de las personas que emigran lo hacen por necesidad, nuestro personaje lo hizo pensando en un futuro mejor para sus hijos. En su país de origen las cosas no funcionaban bien y decidió probar fortuna en la tierra de su padre y sus abuelos, luego con el transcurso de los años y cuando todo se había normalizado llegó a la conclusión que a pesar de haber sido muy duro valió la pena.
Desde un principio tenia claro que no emigraba para retornar, fue terrible el desarraigo y mantenía contacto con sus familiares y amigos por medio del correo postal y algunas llamadas telefónicas. Luego con la llegada de las nuevas tecnologías por correo electrónico tuvo la oportunidad de estar al tanto de lo que ocurría en su país , por los periódicos que se encontraban en la red. Luego localizó una página web de su localidad y así se iba informando de lo que sucedía allí, y un día llegó la triste noticia que golpeo su corazón.
"Una pérdida irreparable para la historia y la educación local" : Una gran cantidad de dotaciones de bomberos aún trabajaban diez horas después de iniciado el incendio, intentando controlar los últimos focos ígneos de lo que quedó en pie del Palacio Sansinena, uno de los emblemas de la ciudad. El fuego comenzó a las 00.10 hs. de hoy 1º de Enero cuando - según testigos presenciales- un globo pirotécnico perdió sustentación y cayó sobre la parte posterior del inmueble. El hecho provoca un duro golpe a la historia y educación de nuestra ciudad. En el edificio funcionaba el “comercial Tomás Espora”.
Había sido construido en 1888 y su dueño quiso que su vivienda particular tuviera los últimos adelantos arquitectónicos y edilicios de la época. Su construcción fue un hecho insólito para su tiempo, teniendo en cuenta que todo el material fue importado de Europa y tenia instalado un sistema de luz eléctrica, aguas corrientes y cámaras frigoríficas. Asimismo poseía hermosos frescos y bello vitraux, contaba con grandes sótanos y dieciocho habitaciones, vestíbulos, cinco estufas con chiffonier, una biblioteca artísticamente tallada, etc.
Sensaciones de incredulidad, impotencia, conmoción y tristeza fueron fácilmente interpretados en los rostros de generaciones de alumnos y ex-alumnos del "Comercial".
Esta noticia lo llevó a indagar en los rincones más recónditos de su memoria, de ese mundo interior, de esos cinco felices años de su adolescencia. En aquellos años luego del período de enseñanza primaria se debía optar por bachiller, industrial o mercantil. Sus padres decidieron que lo mejor seria el mercantil, el chico tendría más posibilidades de trabajo y quedaba en el pueblo, tan solo a quince cuadras (calles) , dado que su familia en ese tiempo se habían mudado de su casa natal que estaba un poco más cerca, pero era joven y el caminarlas no seria inconveniente. Quizás alguno se preguntará porque caminando y no en colectivo (bus), es que su padre laburaba (trabajaba) en el ferrocarril y era la única entrada familiar, no se podían hacer muchos gastos extras, él lo sabia porque los zapatos eran eternos su padre cuando se gastaban les colocaba medias suelas y tacos, a los pantalones refuerzos o zurcidos, a las camisas se les daban vuelta los cuellos,etc. Las compras en la carnicería, en el almacén y en la panadería se hacían con libretas donde se anotaban las compras diarias y se cancelaban a fin de mes.
Comenzó su secundario en el "Comercial Tomás Espora" con pantalones cortos, era el verano del mes de marzo, con la cargada (burla) de los compañeros y algún vecino, pero ya en julio con el invierno en ciernes le compraron su primer pantalón largo de franela, ese año hizo tanto frío que hasta por debajo hubo días que uso unos calzoncillos largos de su abuelo. A nivel de estudios notó el cambio brusco de estar con una sola maestra, que se ocupaba y preocupaba por los alumnos, a tener once nuevos profesores, y otra gran diferencia era el convivir solo con chicos, ya que las chicas iban por la tarde.
De cualquier manera las experiencias vividas a esa edad se centraban en tres cosas: estudio, fútbol y chicas. El estudio cumpliendo con la asistencia a clase, sin hacerse la rata (faltar a clases) que era una novedad ya que en primaria no existía y con unas horas en casa se llevaba bien. El fútbol era su pasión, desde muy pequeño se había pasado horas y horas con la pelota, pero un día tuvo la fortuna de jugar con los pibes ( chicos) del barrio un amistoso contra un club federado y fue elegido para seguir en el mismo, así que martes y jueves entrenaba y los domingos jugaba partidos de torneos oficiales, además ya en el colegio se organizaban partidos entre distintas divisiones o contra otros cursos, a esas edades no se notaban mucho las diferencias físicas, eso si casi siempre ganaban los mayores.
¡ Ah ! y las chicas como llenaban nuestras cabezas (pensamientos), teníamos un método de encuentros (creado por ellas) , dejando notas debajo del pupitre, nosotros la mayoría poníamos como lugar de cita el reloj del anden cuatro de la estación del ferrocarril, que quedaba enfrente del colegio y espiábamos desde alguno de los puentes para ver como era, si nos gustaba asistíamos a la cita y así empezaron nuestros primeros escarceos. Pero realmente las relaciones mejores las establecíamos en los guateques generalmente nosotros llevábamos la bebida y ellas la comida y nos pasábamos horas bailando, charlando y poco más, quizás con un poco de suerte se robaba un besito.
Y así fue transcurriendo el tiempo, formándose comercial y culturalmente, hasta que el último año por distintas razones todo cambio bastante.
Por muchos motivos sus padres lograron conseguirle un trabajo, como cadete en la administración, por lo cuál debería concurrir al turno noche, que por las edades y necesidades era mixto.
Y en el transcurso del año lectivo el Ministerio de Educación decidió cambiar el sistema de calificar y de evaluar, por lo cual el aprobado pasaba de cinco a siete puntos y los exámenes de semestrales a trimestrales, con el consiguiente malestar del alumnado. Se decidió hacer una asamblea y por mayoría se decidió tomar el colegio y los encargados serían los mayores, vio tanta ilusión por luchar contra algo que consideraban injusto, que se ofreció de voluntario y junto con otros nueve compañeros decidieron hacerlo una medianoche.
Ese día salió de su casa con su traje nuevo para el trabajo, avisando a su madre que llegaría tarde pues había una fiesta después de clase. Estuvo todo el día nervioso, pero tenían todo planeado, habían preparado pancartas, comidas, juegos e incluso la forma de entrar sin forzar ni romper nada.
Transcurrió normal su día de trabajo y de clases, luego se reunieron y por una finca lindera se acercaron al edificio y en unos minutos estuvieron en su interior. Lo primero fue bloquear con bancos, sillas y otros muebles todas las entradas y luego recorrer maravillándonos todas las instalaciones, dado que muchos lugares nos estaban vedados.
A las pocas horas se empezó a ver movimiento en el exterior, llegó la policía, una gran mayoría en curda (bebidos) y como no podían entrar con elementos contundentes empezaron a romper las puertas y elementos que la bloqueaban, nosotros resignados nos pusimos en fila india con los documentos de identidad en la mano, a empujones nos llevaron a comisaría que quedaba a solo dos cuadras y nos metieron en un calabozo con otros tres delincuentes detenidos por motivos graves, nos favoreció que éramos diez y nos hicimos fuertes, pero sus comentarios eran soeces, dormitamos como pudimos tirados en el suelo.
Por la mañana vino un oficial al que conocía y al que le pidió llamara a la oficina donde trabajaba que iba a faltar sin especificar la causa, que podía ser motivo de despido y el oficial le informo que ya habían avisado a las familias y que él y otro por ser menores de dieciocho años podrían irse a sus casas en cuanto vinieran a recogerlos sus respectivos padres.
Su padre que también conocía al comisario ya había arreglado con él para darle un escarmiento e ir a buscarlo por la tarde y así lo hizo; lo llevó caminando hacia la casa sin dirigirle la palabra y ese trato duro muchos meses, era su castigo.
Pero lo que más le dolió fue saber, al pasar frente al colegio, que ese día las clases continuaban normalmente; que solo los dos que salieron visitaban y les llevaban cosas a los compañeros detenidos, que éstos fueron acusados por el Ministerio de los daños ocasionados por la policía; que fuimos suspendidos por una semana y que luego un abogado que era profesor en tres materias nos suspendió a todos y en todas, a él por veinticinco centésimas en cada una y que estuvo dos años para aprobarlas.
Y ahora el dolor mayor que esa maravilla que fue el “Comercial Tomás Espora” ya no existía, se lo había tragado el fuego.
Alberto Balbona Naranjo
1 comentario:
No reconozco a la persona o personita que iba caminando al colegio...
Pero si recuerdo a quien le regalaron una radio spika, una bici, botines nuevos y una alegre infancia, siendo querido por todos.
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